viernes, 26 de septiembre de 2014

RECUERDOS DE LIMA LIMÓN

Cuando yo era crío, en las contadas ocasiones que salía con mis padres a tomar algo por algún bar, siempre pedían ellos por mí. Casi siempre me tocaba zumo de melocotón. No sé cómo serán ahora pero por entonces eran un fluido con la consistencia de una papilla que al final tenía un polvillo bastante desgradable.  El poder refrescante de un zumo de melocotón es ninguno, y aún menos cuando tu madre le añade al camarero "...y no frío, del tiempo". Del tiempo, gran expresión. Evidentemente terminé odiándolo con toda mi alma... a pesar de que bebérmelo me lo bebía, uno, que es así. Y eso que no pegaba con las olivas, papas o panchitos, que también me comía sin reparos.

Un día, sin embargo, estábamos en el bar con unos familiares y mis padres estaban despistados hablando cuando vino el camarero a preguntar qué tomábamos:
-¡SPRITE! [esprait] - dije yo sin dudar un segundo.  Mi madre no tuvo tiempo para reaccionar y rectificar.
Sprite... esa bebida con sabor a lima-limón. Lima, un limón verde que no era un limón, ¿qué podía haber más misterioso que una lima?¿qué sabor tendría eso? Ya había probado la fanta en alguna ocasión (supongo que mi madre pensaba que por lo menos tenía algo de zumo) pero aquello tenía otra dimensión.

Llegó el camarero con la botella verde y el vaso medio lleno de ese líquido transparente y burbujeante.  Y el sabor no decepcionaba. Algo ácido, algo solamente apto para niños ya mayores, pero extremadamente dulce y refrescante. Se convirtió en mi bebida favorita.  Que fuera transparente le daba también cierta sofisticación, o al menos eso pensaba yo... y por eso después empecé a beber gin-tonics, mucho antes de que se pusiera de moda. Sí, ese era mi criterio.

Pero como casi con todo ese interés se fue perdiendo y mi idilio con el Sprite o el 7-Up (nunca pedía 7-up porque no entendía qué ponía en la botella y por qué se pronunciaba "sevená" pero me lo traían cuando pepsi era el distribuidor y no coca-cola) se fue apagando. Fido-Dido lo alargó un poco más de la cuenta pero lo inevitable llegó y la Coca-Cola se convirtió en mi refresco favorito. Las limas no eran ya misteriosas. El líquido transparente no le daba más sofisticación que a La Casera que, además, estaba mejor. El Sprite fue, en definitiva, una etapa de mi desarrollo infantil pero al llegar a la pre-adolescencia ya estábamos en otras cosas. Es como dejar de jugar con los playmobil: crees que siempre estarán ahí pero un día te das cuenta que no los has sacado de la caja en meses.

Pues todo esto se me ha venido a la mente tras ver la lista del picnic de los jugadores del Futbol Club Barcelona tras el partido ante el Málaga. Me sorprendió relativamente ver que uno de ellos se ha quedado en la fase infantil del Sprite ¿adivináis cuál?

2 comentarios:

  1. A mí lo que más me ha sorprendido (aunque quizás no debería) es que cada jugador tenga un picnic especial particular y no haya uno general para todos. Alentando caprichos, vamos...

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  2. Gran relato. Buena descripción del zumo de melocotón, a mi también me lo daban.
    Y en cuanto a Messi... las hormonas pueden desarrollar el cuerpo, pero no la azotea.

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